El submarino Isaac Peral: La trágica historia del primer sumergible del Ejército español que pudo cambiarlo todo
El submarino Isaac Peral pudo cambiar el curso de la historia
La trágica historia del primer submarino del Ejército español comienza a mediados del S.XIX, en la ciudad española de Cartagena. Allí nace su inventor, un pionero de la navegación con nombre y apellidos, Isaac Peral y Caballero.
Siguiendo la tradición familiar, Isaac Peral pronto ingresa en la Armada española. Al servicio de su Patria, Peral viaja alrededor del mundo. Lo hace a bordo de naves como la corbeta Villa de Bilbao, la urca Santa María o la fragata Almansa hasta que, durante una parada en Filipinas, cae gravemente enfermó después de que un barbero le cortase por accidente una verruga en la sien. La herida, a pesar de parecer insignificante, le obligó a llevar constantemente una venda que le cubriera la cabeza.
A causa de su problema de salud, Isaac Peral fue trasladado a España. Su nuevo destino no fue otro que Cádiz, concretamente la nueva Escuela Naval de Ampliación de Estudios de la Armada, un lugar en el que este pionero de la navegación encontró el tiempo necesario para planificar la construcción de su gran invento, una creación capaz de cambiar el curso de la historia, un submarino propulsado que podía disparar torpedos sin necesidad de salir a la superficie
LA HISTORIA DEL PRIMER SUBMARINO DEL EJÉRCITO ESPAÑOL
Isaac Peral recibió un primer presupuesto de 5.000 pesetas para la construcción del primer submarino del Ejército español. Presupuesto que terminó disparándose hasta las 300.000 pesetas por el elevado precio de los materiales, muchos de los cuales el propio Peral tuvo que adquirir en otros países.
El proyecto estaba clasificado como alto secreto, sin embargo, los planos de la nave se hicieron públicos cuando España estuvo a punto de entrar en guerra con Alemania en 1885 como consecuencia de la invasión germana de las Islas Carolinas. Este incidente aceleró la construcción del sumergible.
Tres años después, el 8 de septiembre de 1888, el submarino Isaac Peral se botaba en aguas de San Fernando (Cádiz) aunque las pruebas oficiales no empezaron hasta 1889. Las pruebas fueron un auténtico éxito. El sumergible, de 21 metros de eslora, demostró que podía sumergirse hasta una profundidad de diez metros, permanecer inmerso durante una hora y disparar con éxito sobre un objetivo lejano.
A pesar de los grandes resultados obtenidos, la valoración política resultó negativa. En 1891, el ministro de Marina Antonio Cánovas del Castillo, siguiendo el dictamen del Consejo Superior de la Armada, trasladó a Isaac Peral un escrito que había presentado el 11 de noviembre de 1890 su predecesor en el cargo, José María Beránger Ruíz de Apocada, al consejo de ministros. Escrito en el que se le exigía a Isaac Peral la entrega del submarino.
¿QUÉ PASÓ CON EL SUBMARINO ISAAC PERAL, EL PRIMERO DEL EJÉRCITO ESPAÑOL?
Un año más tarde, en 1891, el submarino Isaac Peral fue desmontado por partes. Tan solo se salvó el casco del submarino, casco que cubrió el polvo durante cuarenta años en el Arsenal de la Carraca, un centro militar localizado en la localidad gaditana de San Fernando.
Hasta el año 1929, el casco del sumergible no volvió a ver la luz. Todo ello fue gracias al almirante Mateo García de los Reyes, quien logró recuperar el casco y remolcarlo hasta Cartagena, la ciudad que vio nacer a su inventor, Isaac Peral. Allí, en el año 1930, el primer submarino de la Armada española se instaló nuevamente en la Base de submarinos, con la diferencia de que en esta ocasión sería en tierra y no en la mar.
Años más tarde, el 1 de diciembre de 1965, a petición del Ayuntamiento de Cartagena, el casco del primer submarino del Ejército español pasó a constituirse como monumento popular en la plaza de los Héroes de Cavite, donde permaneció hasta el año 2002, año en el que fue nuevamente trasladado hasta una fuente ubicada en el Paseo Alfonso XII.
El 15 de diciembre de 2012 el cuerpo del submarino Isaac Peral fue reubicado por última vez. En esta ocasión, el sumergible se trasladó a una sala del Arsenal Militar de Cartagena para su restauración. Sala que fue abierta al público en septiembre de 2013 y en la que todas aquellas personas que se acerquen pueden contemplar el primer submarino del Ejército español así como su trágica historia.