La batalla de Lepanto, el mayor enfrentamiento naval de la historia moderna

La victoria de la ‘Liga Santa’ acabó con la hegemonía turca en el Mediterráneo

“La más alta ocasión que vieron los siglos”, así describió el escritor Miguel de Cervantes la batalla de Lepanto, el mayor enfrentamiento naval de la historia moderna. Una batalla que cambió el destino de toda Europa y en la que participaron más de 400 galeras y casi 200.000 hombres.

LOS ANTECEDENTES DE LA BATALLA DE LEPANTO

La batalla de Lepanto

Año 1571. El Imperio Otomano, deseoso de ampliar sus territorios en Europa, se había convertido en una auténtica amenaza. Hacía años que sus naves se habían lanzado al control del Mediterráneo. Las costas italianas y españolas estaban cada vez más amenazadas y territorios bajo el dominio cristiano como Malta estuvieron a punto de ser tomados.

Ante el creciente peligro que los turcos representaban, el Imperio español formó el 25 de mayo de 1571 una alianza con la República de Venecia, Malta y los Estados Pontificios que pasaría a la historia como la Liga Santa. Lo hizo para enfrentarse a la armada turca y detener así su continuo avance.

La alianza cristiana se concentró en Mesina bajo el mando de Don Juan de Austria, hijo natural del emperador Carlos V y hermanastro del Rey Felipe II, quien a mediados de septiembre dirigió las naves para combatir a los turcos a un golfo situado al este de Grecia, el golfo de Lepanto.

La mañana del 7 de octubre de 1571 la flota cristiana comenzó a desplegarse en la boca del golfo de Lepanto. El viento soplaba en contra por lo que tuvieron que avanzar a fuerza de remos. Al horizonte ya se divisaba al enemigo, más de 200 barcos. Los nervios estaban a flor de piel pero el comandante de la flota, Don Juan de Austria, animó a las tropas con estas palabras: «Hijos, a morir hemos venido, o a vencer si el cielo lo dispone. No deis ocasión para que el enemigo os pregunte con arrogancia impía ¿Dónde está vuestro Dios? Pelead en su santo nombre, porque muertos o victoriosos, habréis de alcanzar la inmortalidad».

La flota cristiana se organizó en tres cuerpos. También lo hicieron los turcos que, comandados por el almirante Alí Pachá, dispararon sus cañones en cuanto tuvieron a tiro las naves cristianas. La Liga Santa tardó un poco más en abrir fuego pero sus disparos causaron mayores estragos.

La batalla de Lepanto había comenzado pero cuando las naves de ambas flotas colisionaron el enfrentamiento ya no era naval. A primera vista las fuerzas parecían estar equilibradas pero la realidad era muy diferente, ya que Don Juan de Austria disponía del doble o incluso el triple de combatientes que la flota turca, formada en su gran mayoría por esclavos. Una realidad que determinó la victoria cristiana tras cinco largas horas de lucha.

40.000 turcos y 200 galeras del Imperio Otomano no volvieron a ver otro amanecer. La batalla de Lepanto fue una significativa derrota para los turcos, que no habían perdido una gran batalla naval desde el S.XV. Derrota tras la cual el Imperio Otomano perdió la hegemonía en el Mediterráneo.

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