¿Cómo se fijó la hora en España?
A finales del S. XIX cada persona ajustaba la hora de forma independiente según la posición del sol originando múltiples horarios
A principios del S.XX España tenía tantas zonas horarias como provincias. La hora la fijaba el sol. Esta realidad originó diferentes horarios en función del lugar geográfico, horarios que contaban con desfases de hasta 42 minutos.
La situación cambió gracias al desarrollo de un nuevo transporte, el ferrocarril. Su llegada a España a finales del S.XIX trajo consigo la obsesión por conocer la hora en todo momento. El motivo de esta nueva necesidad no fue otro que la precisión con la que los maquinistas debían cruzar los trenes en las estaciones adecuadas ya que, de no hacerlo, podrían originar un grave accidente.
Esta cuestión de seguridad hizo que el ferrocarril se rigiese en un primer momento por la hora de la estación más importante de la zona y, más tarde, por la de Madrid. Sin embargo, a pesar de que los trenes se guiaban por un mismo horario, en España seguía habiendo horarios diferentes.
En julio de 1900, la Reina María Cristina de Habsburgo-Lorena puso fin al problema al firmar en la ciudad de San Sebastián un decreto que unificó el horario en toda España, incluidas las Islas Canarias, siguiendo el Meridiano de Greenwich. El decreto, a pesar de firmarse en el verano de 1900, no entró en vigor hasta el 1 de enero de 1901.
Años más tarde, el 15 de abril de 1918, gracias a un mandato oficial, España vivió el primer horario de verano. La Primera Guerra Mundial y las medidas propuestas en otros países empujaron a España a establecer el cambio de horario, cambio que no se produjo durante el primer lustro de los años 20, tampoco entre los años 1930 y 1936.
Durante la Guerra Civil, España volvía a contar con dos horarios diferentes: el horario de la zona republicana y el horario de la zona nacional. Este hecho hizo que el final del conflicto tuviese lugar en diferentes horas para cada bando.
Al término de la Guerra Civil española, con Franco en el poder, España comenzó a seguir la hora alemana para tener un mayor acercamiento a Adolf Hitler. El nuevo cambio horario se implantó en el año 1940 en todo el territorio nacional a excepción de las Islas Canarias aunque conviene mencionar que esta modificación no se hizo oficial hasta el estallido de la crisis del petróleo de 1973.
Precisamente, la crisis del petróleo hizo que, en 1974, los españoles atrasasen por primera vez sus relojes para adaptarse al horario de invierno. Esta decisión la tomó el Gobierno con el propósito de aprovechar al máximo la luz del día y ahorrar de esta forma más energía.
Esta no sería la última de las transformaciones que sufriría el horario español ya que en 1981 se estableció el cambio de hora al horario de verano el último domingo de marzo mientras que el cambio de hora al horario de invierno se implantó el último domingo de septiembre. Finalmente, en 1996, se fijó la hora en España tal y como la conocemos hoy en día al trasladar el cambio de hora al horario de invierno al último domingo de octubre.