Tal día como hoy, el 11 de mayo de 1931, durante el Gobierno de la Segunda República Española, se produce en Madrid una quema de Iglesias y conventos.

La implantación de la Segunda República supone la llegada al poder una coalición formada por los representantes de una burguesía laicista y de un socialismo revolucionario que consideraban a la Iglesia Católica un obstáculo para el progreso de España y una gran aliada de los poderes tradicionales.

Este prejuicio, que perduraría a lo largo de la Segunda República, estalló la mañana del 11 de julio de 1931 en la ciudad de Madrid. El templo y residencia de los Jesuitas situado en la calle flor fue el primero de los lugares religiosos en ser quemado. Le siguieron el Convento de Bernardas de las Vallecas, la Iglesia de Santa Teresa así como el Instituto Católico de Artes e Industrias.

Los incendios dejaron de sucederse al mediodía pero, llegada la tarde, estos se reanudaron en el Colegio de los Hermanos de la Doctrina Cristiana Maravillas, la Escuela y Convento de Mercedarias el Colegio de las Salesianas, la Parroquia de Bellas Vistas y el Noviciado de Religiosas del Sagrado Corazón. Un grupo de soldados a las órdenes del general Orgaz impidieron la destrucción del Colegio que la Compañía de Jesús tiene situado en Chamartín aunque este resultó saqueado.

Mientras se sucedían estos hechos, el Gobierno se encontraba reunido en Consejo. Miguel Maura planteó la necesidad de sacar a la calle a la Guardia Civil. La propuesta no recibió más que negativas especialmente de Manuel Azaña, quien amenazó con no continuar en el Gobierno. Finalmente, en vista de que los incendios continuaban y que la quema de lugares religiosos se había extendido a otras ciudades como Málaga, Cádiz, Sevilla, Granada, Murcia, Valencia y Alicante, el Gobierno proclamó el Estado de Guerra, una medida que permitió restablecer el orden.