Tal día como hoy, el 12 de junio de 1295, el Papa Bonifacio VIII nombraba Rey de Cerdeña y Córcega a Jaime II de Aragón.
Apodado ‘el Justo’, Jaime II de Aragón era el segundo hijo del Rey Pedro III de Aragón, de quien heredó el Reino de Sicilia en 1285. Seis años después, en 1291, también recibió la Corona aragonesa después de morir sin descendencia su hermano Alfonso III de Aragón.
El primero de los Reinos que heredó, el Reino de Sicilia, lo cedió al Papa Bonifacio VIII en junio de 1295 a cambio de los derechos sobre los territorios de Córcega y Cerdeña. Un acuerdo que pasó a la historia como el Tratado de Anagni. El problema fue que su hermano Fadrique, al que había dado el cargo de lugarteniente en Sicilia, se negó a abandonar la isla. Un hecho que obligó a Jaime II de Aragón a actuar de forma contundente.
Concluido el enfrentamiento, Jaime II de Aragón se dispuso a conquistar los territorios de Córcega y Cerdeña. Lo consiguió en 1325, año en el que ambas islas quedaron incorporadas a la Corona de Aragón a pesar de la oposición de Génova y Pisa.
La política de expansión en el Mediterráneo de Jaime II de Aragón se completó tras llegar a un acuerdo con el Reino de Castilla para repartirse las respectivas zonas de influencia en el norte de África. Este hecho permitió a Jaime II de Aragón intensificar su presencia en Túnez, Bugia y Tremecén.
El Rey Jaime II fue capaz de consolidar la Corona de Aragón al obtener el vasallaje de los Reyes de Mallorca, recuperar el Valle de Arán, reforzar la posición de la Corona sometiendo a la nobleza con el apoyo de las ciudades y reforzar la defensa del flanco sur frente a los musulmanes creando para ello la orden militar de Montesa.
Su sobrenombre de ‘el Justo’ se debe a que reunía de forma regular a las Cortes para tratar asuntos de interés mutuo y atender asiduamente las demandas de sus súbditos. Jaime II de Aragón falleció el 2 de noviembre de 1327.