Tal día como hoy, el 12 de noviembre de 1912, era asesinado a sangre fría, en plena Puerta del Sol de Madrid, el presidente del Consejo de Ministros, José Canalejas, a manos del anarquista Manuel Pardiñas Serrano.

Canalejas era un abogado nacido en la localidad gallega de Ferrol que comenzó su andadura política tras fracasar en las oposiciones a catedrático de universidad. Lo hizo en las filas del Partido Demócrata Progresista, partido del que más tarde se incorporaría al Partido Liberal de Sagasta al producirse la Restauración Borbónica. Fue en este último partido donde consiguió hacerse un nombre llegando a ocupar importantes cargos políticos.

A raíz de la Guerra de Cuba empezó a atacar al líder y fundador del partido al que pertenecía y comenzó a convertirse en la cabeza de una corriente izquierdista que defendía ideas democráticas y anticlericales.

En 1910 unificó las diversas corrientes que pugnaban en el interior del liberalismo. Ello le llevó a ser presidente del Consejo de Ministros durante más de dos años y medio, un tiempo en el que impulsó desde el Gobierno un programa de reformas que incluían medidas como la abolición de la contribución de consumos, el servicio militar obligatorio o la limitación de la instalación de órdenes religiosas. Reformas que no llegaron a convertir al país en una verdadera democracia, tal y como quería Canalejas, debido a que no consiguió acabar ni con el caciquismo ni con el fraude electoral.

Canalejas fue asesinado por el anarquista Manuel Pardiñas Serrano, que le disparó tres tiros con una pistola Browning tal día como hoy de 1912 mientras contemplaba el escaparate de una librería, en plena Puerta del Sol de Madrid. Todo había sido tan repentino que los policías que protegían a la distancia a José Canalejas nada pudieron hacer por salvar la vida del presidente. Uno de ellos se lanzó contra Manuel Pardiñas, y este, al verse atrapado, decidió suicidarse con la misma pistola con la que había cometido el asesinato.

La muerte de José Canalejas abrió una larga pugna por el liderazgo del Partido Liberal, puso fin a su programa de reformas, a su esfuerzo regeneracionista y tal vez a la última oportunidad de reconducir la nave de la Restauración.