Tal día como hoy, el 13 de noviembre de 1523, una vez consumada la conquista de México, uno de los lugartenientes de Hernán Cortés, Pedro de Alvarado, salía de la ciudad de Tenochtitlán rumbo a Centroamérica para iniciar una expedición al mando de un pequeño ejército compuesto por indios y soldados españoles.

Pedro de Alvarado y sus hombres se apoderaron en 1524 de Guatemala y El Salvador tras acabar con la escasa resistencia de la zona y fundaron ciudades como Santiago de los Caballeros de Guatemala.

Tres años después, Pedro de Alvarado regresó a España. Allí, el Rey Carlos I de España y V de Alemania lo nombró gobernador, capitán general y adelantado de Guatemala. Este hecho le obligó a regresar nuevamente al nuevo mundo.

Las noticias de las grandes riquezas que guardaba Perú corrieron como la pólvora en el año 1534, rumores que llegaron a Pedro de Alvarado. Nada más oírlos, este, quiso participar en la conquista. Por ello, se reunió en los Andes con Diego de Almagro aunque más adelante desistió a cambio de una importante compensación económica.

Más tarde, en 1539, regresó al país del que había salido años antes al mando de un pequeño ejército con el que había conquistado Guatemala y El Salvador. Lo hizo para preparar una nueva expedición, esta vez a las islas de Poniente. Expedición que nunca se llevó a cabo puesto que durante los preparativos de la misma estalló una insurrección indígena que tuvo que acudir a sofocar en Nueva Galicia. Insurrección durante la que falleció a causa de las graves heridas recibidas en el curso del asalto a Nochistlán.