Tal día como hoy, el 19 de julio de 1808, un ejército español dirigido por Francisco Javier Castaños derrotaba a las tropas napoleónicas, encabezadas por el general Dupont, en la batalla de Bailén.
Después de que la forzada abdicación de Fernando VII en favor de Napoleón suscitase la ira de muchos españoles, que veían impotentes como el ejército francés campaba a sus anchas por la península, así como el sangriento levantamiento del Dos de Mayo y la elevación de hermano de Napoleón Bonaparte, José Bonaparte, al trono español, se fue organizando una resistencia armada en cada provincia para echar del país a los invasores.
En Andalucía, la mayoría de ciudades renegaron del nuevo Rey y organizaron juntas de defensa para levantar un ejército de voluntarios. Con el objetivo de reprimir el creciente levantamiento, Napoleón Bonaparte ordenó al general Pierre Antoine Dupont que se dirigiera hacia Cádiz con una fuerza de 20.000 hombres.
Para enfrentarse a los franceses, los españoles lograron reunir un ejército de unos 29.000 hombres que, bajo el mando de Francisco Javier Castaños, le hizo frente al invasor francés a las puertas de la localidad jienense de Bailén.
Los franceses iniciaron las hostilidades durante la madrugada del 19 de julio. La batalla inició con un duelo de artillería que no favoreció para nada al invasor francés. Tras ello, las tropas napoleónicas comenzaron la ofensiva, pero las columnas francesas sufrieron considerables bajas que les obligaron a retirarse.
Ya al mediodía, los franceses intentaron organizar un nuevo asalto, esta vez haciendo uso de sus reservas, sin embargo, el ataque, encabezado por el propio Dupont, fue nuevamente repelido.
El general Dupont, al verse acorralado por las tropas españolas, que le impedían avanzar hacia delante al mismo tiempo que atacaban por su retaguardia, ordenó la rendición, dando por finalizada la batalla de Bailén
Durante las negociaciones posteriores, se llegó a un acuerdo para que los soldados galos tomados prisioneros fueran repatriados a Francia aunque la mayoría de ellos murió de hambre y sed en una isla del Mediterráneo en la que fueron confinados.