Tal día como hoy, el 19 de marzo de 1812, se publicaba la primera Constitución de la historia de España.
Conocida popularmente como ‘La Pepa’, la primera Constitución española debe su nombre a que esta fue aprobada el día de la festividad de San José. La primera Constitución Española se aprobó en el marco de la Guerra de la Independencia española. Fue la respuesta del pueblo español a las intenciones invasoras de Napoleón Bonaparte.
La primera Constitución Española enlazaba con las Leyes tradicionales de la Monarquía española principios del liberalismo democrático tales como la soberanía nacional y la separación de poderes. De esta forma, la soberanía, que hasta entonces había estado en manos únicamente del Rey, pasaba a la Nación.
El Rey, aunque conservo su participación en el Poder legislativo, vio su poder enormemente limitado ya que sus actos debían ser refrendados por los secretarios de despacho. También cambió su condición, que pasaba de ostentar el cargo de Rey en virtud de un título divino a hacerlo por la gracia de Dios y la Constitución.
La primera Constitución Española también establecía una separación de poderes inspirada en el modelo americano y el modelo francés de 1791, un hecho que impidió el nacimiento del régimen parlamentario en la España de principios del S. XIX. ‘La Pepa’ no incorporó una tabla de derechos y libertades, sin embargo, sí recogió algunos derechos de forma dispersa como la libertad personal o el derecho de propiedad. No lo hizo con la libertad religiosa.
La Constitución de Cádiz dedicaba especial atención a las Cortes. Estas se organizaban en una Cámara única, pues se temía que el clero y la nobleza consiguieran apoderarse de una Asamblea de Próceres con la que obstaculizar la renovación política, social y económica que se pretendía llevar a cabo.
Los diputados eran elegidos mediante sufragio indirecto. Estos también debían poseer una renta anual procedente de bienes propios. Una realidad que hacía que el Parlamento quedase en manos de las clases más acomodadas.
La Constitución de 1812 tuvo una vigencia efímera. El Rey Fernando VII la derogó a su vuelta a España en el año 1814. Este monarca se vio obligado a restaurarla en 1820 tras el pronunciamiento de Riego aunque solo la mantuvo durante tres años. Con el inicio de la conocida década ominosa, terminó la vigencia de la Primera Constitución Española pero no su influencia, que se mantuvo hasta el año 1868.