Tal día como hoy, el 20 de noviembre de 1975, se conocía la noticia de la muerte del dictador Francisco Franco Bahamonde.
Nacido en el seno de una familia ferrolana de clase media y tradición marinera, Franco comenzó a temprana edad la carrera militar. En 1910 terminó sus estudios en la Academia de Infantería de Toledo y tan solo 16 años después se convirtió en el general más joven de toda Europa a los 33 años de edad.
Su ascenso meteórico tuvo lugar, gracias en parte, a méritos de guerra en el norte de África. Durante la dictadura de Primo de Rivera llegó a dirigir la Academia General Militar de Zaragoza, en la Segunda República participó en la represión de Asturias, fue comandante en jefe del ejército español en Marruecos y jefe del Estado Mayor Central, cargo de máximo prestigio que desempeñó hasta que el Gobierno del Frente Popular, al no fiarse de él, lo destina a la Comandancia de Canarias, puesto este último que ocupó en el momento del estallido del golpe de Estado de 1936.
En un principio Franco no era partidario del levantamiento militar contra el Gobierno de la Segunda República. De hecho, en junio de 1936, advirtió, mediante carta, al presidente de la República, Manuel Azaña, de un golpe de Estado inminente por parte de los militares. Sin embargo, los asesinatos del diputado monárquico Calvo Sotelo y del teniente José Castillo cambiaron su percepción sobre el alzamiento militar y se sumó, a última hora, a la conspiración.
El golpe de Estado comienza el 17 de julio. Pronto triunfa en varias ciudades pero este no termina de cuajar y acaba desencadenando una cruenta Guerra Civil Española. A los pocos meses del inicio del conflicto, el 29 de septiembre de 1936, Franco fue elegido Jefe de Estado y Generalísimo de los ejércitos del bando sublevado, cargo que desempeñó para guiar a los suyos a la victoria en una guerra que duraría hasta abril de 1939. A su término, encabezó una dictadura militar hasta el fin de sus días.
Falleció a los 82 años de edad, de muerte natural, en el Hospital de la Paz de Madrid. Su muerte fue lenta y agónica, pues llegó a sufrir hasta cuatro infartos durante su último mes de vida.