Tal día como hoy, el 22 de abril de 1616, fallecía en la villa de Madrid el novelista, poeta, dramaturgo y soldado español Miguel de Cervantes.
Con apenas veintidós años el Rey Felipe II emitió una orden de captura contra él al haber herido en duelo a otro hombre. Con la intención de no parar en la cárcel escapó a Italia. Allí obtuvo la protección del cardenal Giulio Acquaviva y empezó una nueva vida como soldado junto a su hermano menor Rodrigo.
Cervantes participó en importantes enfrentamientos como la batalla de Lepanto. De hecho, el almirante Álvaro de Bazán lo alabó por su valentía al combatir aun estando “malo con calentura”. El haber perdido el uso de su mano izquierda a causa de un disparo no le fue impedimento para que, a los pocos meses de la batalla de Lepanto, se reincorporase al ejército y participase en otras tantas batallas hasta que, en septiembre de 1575, durante su viaje de regreso a España desde Nápoles la nave en la que viajaba con sus hermanos fue capturada por una flotilla musulmana.
Miguel de Cervantes que, en el momento en el que fue hecho prisionero llevaba consigo una carta de recomendación de Don Juan de Austria, fue tomado por un personaje importante y capturado con la expectativa de recibir un cuantioso rescate por él.
El ‘manco de Lepanto’ pasó cinco años en Argel como esclavo. Mientras su familia intentaba reunir los quinientos escudos de oro que pedían como rescate intentó escaparse hasta en cuatro ocasiones pero todas ellas resultaron ser un fracaso.
En 1580, al igual que otros cautivos, le llegó finalmente la libertad mediante el pago del rescate por parte de los miembros de la Orden de la Santísima Trinidad, que entre otras cosas se ocupaba de la liberación de cautivos cristianos mediante donaciones y colectas.
A pesar de los problemas personales que le había supuesto su cautiverio, Cervantes supo aprovechar en cierta medida esos cinco años de cautiverio y usarlos de inspiración para algunas de sus obras, como ‘Los baños de Argel’ y ‘Los tratos de Argel’. Además, sus conocimientos de la cultura del norte de África le sirvieron para algunas misiones encomendadas por Felipe II, con las que esperaba pagar las deudas contraídas por su rescate y ganarse el favor del Rey.
Tras su retorno a la Península Ibérica no dejó de meterse en problemas, aunque podían parecer una nimiedad comparados con lo que había pasado. En 1597 fue a parar a la cárcel de Sevilla bajo la acusación de haberse apropiado de dinero público en las misiones encomendadas por la Corona. Fue precisamente en este segundo cautiverio cuando dio a luz la obra que lo convertiría en una de las figuras más importantes de la literatura universal, una obra titulada ‘El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha’, que se publicaría por primera vez en 1605. Miguel de Cervantes falleció once años después de aquella publicación, lo hacía tal día como hoy de 1616 a causa de la diabetes que padecía.