Tal día como hoy, el 26 de marzo del 717, más de 500 nobles proclamaban a Don Pelayo como el primer Rey de Asturias.
Se desconoce el origen de Don Pelayo aunque las fuentes más fiables indican que pertenecía a una de las familias más importantes de la aristocracia del norte de la Península Ibérica asentada en la cuenca del Sella.
A raíz de la muerte del último Rey visigodo, Don Rodrigo, a manos de los árabes en la batalla de Guadalete la España visigoda sufrió un colapso que permitió adueñarse a los musulmanes de la Península Ibérica. Sin embargo, tras la caída del Reino visigodo apareció una nueva figura, la de Don Pelayo, el primer héroe de la Reconquista.
Según las crónicas musulmanas, Don Pelayo estuvo en Córdoba como rehén pero, años más tarde, organizó una revuelta contra el pago de los impuestos exigidos por los nuevos gobernantes, rebelión que acabó convirtiéndose en una guerra abierta.
Aprovechando el conocimiento del terreno, los sublevados acosaron a las tropas árabes, tropas que estaban muy poco habituadas a combatir en regiones tan abruptas y con un clima tan frío.
El gobernador árabe de la Península Ibérica, Anbasa, se decidió a aplastar de una vez por todas la revuelta. Para ello envió un ejército que Don Pelayo y sus seguidores atrajeron hasta los valles de Covadonga, lugar en el que los cristianos pudieron derrotar por fin a los musulmanes en la batalla de Covadonga.
Este hecho permitió a Don Pelayo convertirse en el primer héroe de la Reconquista, una figura que ha sido mitificada con el paso de los años.