Tal día como hoy, el 28 de diciembre de 1833, la Reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias y el guardia de corps Agustín Fernando Muñoz y Sánchez contraían matrimonio de forma secreta en la real quinta de Quitapesares, muy cerca del Real Sitio de La Granja de San Ildefonso.
Precisamente, en un viaje a La Granja de San Ildefonso, con el Rey Fernando VII ya fallecido, fue como ambos empezaron a enamorarse. A la Reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias se le reventó una vena pequeña de la nariz mientras iba en su carruaje y el oficial que iba al mando de la escolta, Fernando Muñoz y Sánchez, se dio cuenta de lo ocurrido y le ofreció un pañuelo para parar la hemorragia.
Nada más devolvérselo la Reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias y agradecerle, aquel guardia real besó el pañuelo y se lo guardó en el lado del corazón, gesto a partir del cual la Reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias comenzaría a enamorarse, declarando su amor el 18 de diciembre de 1833 en la rea quinta de Quitapesares.
El problema era que la Reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias era católica practicante y, para ella, era indispensable casarse para mantener relaciones sexuales con el hijo de un estanquero de Cuenca, algo que no podía hacer en público ya que de casarse dejaría de ser Reina Regente y su hija, Isabel II, todavía menor de edad, perdería sus posibilidades de ocupar algún día el trono de España, trono que se encontraba en disputa con su cuñado Carlos María de Isidro de Borbón.
Por ello, la Reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias decidió contraer matrimonio en secreto el 28 de diciembre de 1833 con Agustín Fernando Muñoz y Sánchez ante un sacerdote y en presencia de dos testigos de confianza.
No fue un secreto fácil de guardar. Pronto surgieron rumores y Agustín Fernando Muñoz y Sánchez comenzó a ser llamado Fernando VIII. Sin embargo, en 1836, las sospechas fueron confirmadas cuando el destituido presidente del Gobierno, el radical Juan Álvarez Mendizabal, se alzó en armas contra la regente el 12 de agosto de 1836 en La Granja de San Ildefonso para exigir la restitución de la Constitución Española de 1812 y la cesión del Gobierno.
La Reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias resistió con firmeza a las demandas hasta que Mendizabal cogió a su esposo y amenazó con asesinarlo ante sus ojos de no aceptar sus pretensiones, algo que finalmente hizo.
María Cristina de Borbón-Dos Sicilias se mantuvo como Reina regente, pero solo hasta 1939, año en el que el general Baldomero Espartero, tras vencer a los carlistas, le chantajeó con hacer público su enlace tras obtener una copia de su matrimonio secreto con Agustín Fernando Muñoz y Sánchez de no renunciar a la regencia.
María Cristina de Borbón-Dos Sicilias renunció y puso rumbo a París junto a Agustín Fernando Muñoz y Sánchez, mientras que Baldomero Espartero se encargó de la regencia y, a pesar de que la Reina había cumplido, Espartero hizo público poco después el matrimonio secreto de la Reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias con el fin de mantenerse en el poder.
Desde entonces, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias y Agustín Fernando Muñoz y Sánchez llevaron una vida de pareja en el palacio de Malmaison, aunque nunca fueron un matrimonio como habían pensado, pues la Iglesia no reconoció la boda secreta al no contar con el permiso de cada uno de sus párrocos al celebrarse fuera de las parroquias a las que pertenecían.
María Cristina de Borbón-Dos Sicilias movió todas sus influencias para que su matrimonio secreto fuese reconocido, incluso apeló al directamente al Papa. Finalmente lo consiguió, llegando a celebrar un nuevo matrimonio con el consentimiento de su hija Isabel II el 12 de octubre de 1844. El matrimonio duró 40 años y tuvo ocho hijos.