Tal día como hoy, el 5 de agosto de 1799, nacía en la localidad de Loja (Granada) Ramón María Narváez y Campos, uno de los militares y políticos más importantes del S. XIX.
Su carrera militar comenzó en 1815 en la Guardia Valona. Años más tarde, durante el Trienio Liberal, se decantó por el bando liberal y luchó contra los absolutistas. De hecho, jugó un importante papel en la sublevación de la Guardia Real que tuvo lugar en el año 1822. Sublevación que buscaba restaurar el absolutismo.
No es hasta el año 1823 que los absolutistas se salen con la suya tras la intervención en España del ejército de los Cien Mil hijos de San Luis bajo el mando del duque de Angulema, Luis Antonio de Borbón. La intervención de este ejército permite a Fernando VII recuperar todos sus poderes y restaurar en España el Antiguo Régimen.
Esta realidad obliga a nuestro protagonista, Ramón María Narváez y Campos, al exilio. Pudo regresar en los últimos años de reinado de Fernando VII, que acabó viendo al liberalismo como el aliado perfecto para convertir a su hija Isabel en su heredera, pero no lo hizo y prefirió retirarse a la vida privada hasta la muerte del monarca.
Regresó a España gracias a la amnistía decretada por la Reina regente María Cristina para combatir en la Primera Guerra Carlista en el bando liberal. Guerra en la que se ganó una gran reputación que le permitió dar el salto a la política.
Su gran habilidad militar así como su ideología liberal hicieron que tanto progresistas como moderados luchasen por tenerlo entre sus filas pero su gran rivalidad con Espartero tanto personal como profesional hizo que acabase formando parte del partido moderado, partido del que acabaría siendo uno de sus grandes líderes.
Durante el reinado de Isabel II llegó a ser hasta en siete ocasiones presidente de España. Narváez murió con las botas puestas, el 23 de abril de 1868, durante su último mandato como presidente del Consejo de Ministros de España. Su fallecimiento ocasionó la rápida caída del Partido Moderado y solo cinco meses después la revolución del 68 ponía fin a la monarquía constitucional de Isabel II.