Tal día como hoy, el 8 de febrero de 1828, nacía en la ciudad de Málaga Antonio Cánovas del Castillo, el artífice de la Restauración borbónica.
Licenciado en derecho por la Universidad de Madrid, sus inquietudes se dirigieron en un principio hacia la literatura y la historia. A la política llegó a través del periodismo, profesión que desempeñó en el diario de Joaquín Francisco Pacheco, periódico que representaba el ala más conciliadora del Partido Moderado.
Esa vocación centrista llevó a Antonio Cánovas del Castillo a incorporarse a la Unión Liberal, partido político creado por Leopoldo O´Donnell. Su primera responsabilidad política fue la redacción del Manifiesto de Manzanares, manifiesto que hizo públicas las posiciones de los militares participantes en la llamada Revolución de 1854. Con el paso de los años fue ocupando puestos políticos de gran importancia: diputado en las Cortes, agente de preces en Roma, gobernador Civil de Cádiz, director general de Administración Local, subsecretario de Gobernación y ministro de Gobernación y de Ultramar. Sin embargo, su actitud ante la insurrección de los sargentos del Cuartel de San Gil en 1866 le costó el destierro a Palencia, destierro que le mantuvo apartado de la política hasta el estallido de la Revolución de 1868 que destronó a la Reina Isabel II.
Durante el Sexenio Democrático, Antonio Cánovas del Castillo asumió la defensa de la monarquía, causa que defendió a capa y espada. Tras la abdicación de la Reina Isabel II en favor de su hijo Alfonso, Antonio Cánovas del Castillo se encargaba de la educación del joven Príncipe mientras preparaba la vuelta de los Borbones a España.
A medida que la Primera República Española se volvía más y más impopular, Antonio Cánovas del Castillo fortalecía la causa Alfonsina pero, en contra de su voluntad, el general Arsenio Martínez Campos precipitó la vuelta de los Borbones al poder con un pronunciamiento militar cerca de la localidad valenciana de Sagunto. Alfonso XII fue proclamado Rey y Antonio Cánovas del Castillo, como líder de los partidarios de la monarquía, formó un Gobierno que ejercería la regencia hasta la llegada a España del Rey Alfonso XII.
Dueño de un poder incuestionable, Antonio Cánovas del Castillo creó las bases de la Restauración Borbónica, un sistema político que evitó los constantes pronunciamientos militares a los que los españoles del S. XIX se habían acostumbrado mediante la alternancia en el poder de los dos partidos dinásticos: el partido conservador y el partido liberal. El sistema de la Restauración ideado por Antonio Cánovas del Castillo perduró hasta el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en el año 1923.