Tal día como hoy, el 8 de junio de 1492, los Reyes Católicos daban permiso a Alonso Fernández de Lugo para conquistar la isla canaria de La Palma.

Alonso Fernández de Lugo ya había participado en la toma de Gran Canaria. Por orden de Pedro de Vera le fue encomendado el mando del castillo de Agaete, fortaleza de la cual salió la expedición que en 1482 capturó al gran caudillo aborigen Tenesor Semidan.

Concluida la conquista de Gran Canaria, Alonso Fernández de Lugo regresó a la Península Ibérica para solicitar a los Reyes Católicos el permiso para intentar la toma de las islas de Tenerife y La Palma. Lo consiguió y no solo eso, ambos monarcas lo nombraron gobernador de Las Palmas y le concedían una suma de 700.000 maravedíes si la conquista era efectuada en el transcurso de un año.

Para hacer frente a los gastos de la campaña, Alonso Fernández de Lugo llegó a un acuerdo con dos banqueros italianos a quienes ofreció compartir gastos y beneficios en tres partes iguales. Esta sociedad le permitió reunir novecientos hombres que desembarcaron en la isla de La Palma el 29 de septiembre de 1492. Isla que quedó totalmente bajo su mando en mayo de 1493.

Una vez terminada la conquista de La Palma, Alonso Fernández de Lugo dejó como administrador de los repartos a su sobrino Juan Fernández de Lugo y en abril de 1494, al mando dos mil soldados, partió hacia la isla de Tenerife, isla en la que fundó la población de Santa Cruz de Tenerife y se enfrentó a los líderes locales, los cuales lo derrotaron en primera instancia. No corrió el mismo destino la segunda vez que se enfrentaron y todo gracias a la ayuda del duque de Medina-Sidonia y sus seiscientos veteranos de la Guerra de Granada.

En 1496, en reconocimiento a sus conquistas, los Reyes Católicos, nombraron a Alonso Fernández de Lugo gobernador de Santa Cruz de Tenerife y La Palma y, años más tarde, en 1503 le fue concedido el título de adelantado de las Canarias y de capitán general de la costa de África del cabo de Guer al Bojador. A su muerte en 1525 fue sucedido en sus cargos por su hijo Pedro Fernández de Lugo.