Tal día como hoy, el 9 de junio de 1905, a la salida de la Ópera de París, tenía lugar un fallido atentado contra el Rey Alfonso XIII de España.
La figura de Alfonso XIII fue desde el inicio de su reinado una pieza clave para los anarquistas españoles. Ya en 1902, con motivo de su jura de la Constitución corrieron rumores de que estos planeaban atentar contra el monarca. Precisamente, tres años después, en París, los rumores se hicieron realidad durante una visita al país vecino del Rey Alfonso XIII. Un atentado que dejó numerosos muertos y heridos y del que Alfonso XIII salió completamente ileso.
Dicho atentado se produjo tras una gran campaña de desprestigio a nivel internacional contra el Rey Alfonso XIII que los anarquistas españoles residentes en París pusieron en marcha tras los enfrentamientos que unos huelguistas tuvieron con la Guardia Civil en agosto de 1903 en Alcalá del Valle. Los detenidos fueron indultados, sin embargo, a pesar de este hecho, la extrema izquierda preparó una serie de actos propagandísticos contra la monarquía española coincidentes con la visita de Alfonso XIII a París.
Puesta en alerta la policía francesa se procedió a vigilar a figuras clave en el mundo anarquista como el zapatero Causannel, Charles Malato, Francisco Ferrer, Vallina y Alejandro Farras. Las labores de vigilancia permitieron averiguar la colaboración de todos estos individuos que fueron rápidamente detenidos a excepción de Alejandro Farras, que no llegó a ser localizado pues había fallecido.
Las detenciones no impidieron el atentado durante la madrugada del 9 de junio de 1905 cuando el presidente Louvet y Alfonso XIII volvían de la Opera, en la calle Rohan, frente al Louvre. Fue en ese preciso instante cuando una bomba alcanzó al carruaje en el que viajaban. Ambos mandatarios resultaron ilesos pero miembros de la escolta y algunos transeúntes resultaron heridos.
Todas las sospechas apuntaban al anarquista barcelonés Eduardo Aviñó pero la policía francesa fue incapaz de localizarlo. Ante este hecho, la justicia del país galo procesó a los cuatro anarquistas que habían sido vigilados y contra los que se tenían pruebas más que suficientes para considerar que habían tomado parte en el atentado.
El proceso se inició el 27 de octubre de 1905 y se desarrolló en cuatro sesiones. La defensa se centró en argumentar que era una maquinación policial y en desacreditar al régimen de Madrid. Las declaraciones del exministro español Nicolás Estévanez a favor de los acusados fueron de gran importancia, al igual que las de Alejandro Lerroux, líder del partido radical español, quién declaró que los últimos atentados pertrechados en Barcelona y el de la calle Rohan eran obra de las fuerzas del orden españolas. El veredicto fue favorable a los acusados, que fueron absueltos, aunque las pruebas contra ellos eran bastante sólidas.