La historia de Egeria ha llegado hasta nuestros días gracias a un manuscrito en el que la propia mujer de origen gallego escribía las anécdotas de su viaje, las cuales demuestran que se trataba de una persona muy curiosa, crítica y adelantada a su tiempo.

Estos textos fueron encontrados en 1884 por un investigador italiano mientras estudiaba un códice medieval en la Biblioteca de Arezzo (Italia). Desde el descubrimiento del curioso relato de un viaje escrito por una mujer hablando en primera persona, muchos han sido los nombres con los que se ha especulado hasta que, en el año 1903, un monje Benedictino otorgó el nombre definitivo de la primera viajera documentada de la historia, Egeria.

Los documentos que narran el viaje de Egeria, conocidos como ‘Itinerarium ad Loca Sancta’, continúan en la Biblioteca de Arezzo a disposición de los investigadores aunque entre ellos faltan páginas que impiden conocer su trayecto con total exactitud, pues el relato comienza con la ascensión al monte Sinaí y concluye con una carta escrita en la ciudad de Constantinopla, en la que aseguraba que intentaría volver a su tierra “si tuviese fuerzas”.

Nada se sabe del final de Egeria, la primera viajera documentada de la historia, sin embargo, su extraordinaria hazaña, la de viajar durante más de 5.000 kilómetros hasta Tierra Santa, caminar a lo largo de tres continentes y ser la primera viajera en transmitir su experiencia por escrito, le ha dejado un lugar en la historia para muchos desconocida.