La increíble historia de Francisco Menéndez: De esclavo negro a ganar su libertad derramando hasta la última gota de sangre contra los ingleses como capitán del Ejército español

A lo largo de la historia pocas figuras cuentan con una vida tan apasionante como la de Francisco Menéndez

A lo largo de la historia pocas figuras cuentan con una vida tan apasionante como la de Francisco Menéndez, un hombre que pasó de ser un esclavo negro pisoteado una y otra vez por los ingleses a ganarse su libertad combatiendo hasta la última gota de sangre contra los británicos bajo el cargo de capitán del Ejército español.

LA SOPRENDENTE HISTORIA DEL ESCLAVO NEGRO QUE SE CONVIRTIÓ EN UNO DE LOS ENEMIGOS MÁS FORMIDABLES AL QUE SE ENFRENTARON LOS INGLESES

Retrato ilustrado de Francisco Menéndez, el esclavo negro que juró dar su vida por la Corona española

Francisco Menéndez nació en África sobre el año 1700, concretamente en la región de Gambia. Perteneciente a la población mandinga, Francisco Menéndez fue secuestrado siendo un adolescente por tratantes de esclavos y llevado a la Norteamérica ocupada por los británicos.

Francisco Menéndez llegó a Carolina del Sur en torno al año 1710. Privado de su libertad, Francisco Menéndez escuchó que los españoles ofrecían la libertad a los esclavos que conseguían huir de las colonias británicas. Por ello, tras catorce años de esclavitud, Francisco Menéndez se aventuró a huir de aquel infierno y dejar atrás su vida como esclavo.

En 1724 llegó a San Agustín, lugar de La Florida española en la que no solo se le concedió asilo, también sería la localidad en la que forjaría su leyenda. Sin embargo, su camino hasta allí no fue nada sencillo, pues Francisco Menéndez tuvo que convivir durante un tiempo con los indios yamasee para sobrevivir, indios con los que luchó en innumerables ocasiones contra los ingleses.

En San Agustín, el primer territorio de los actuales Estados Unidos donde la población negra fue libre, Francisco Menéndez fue bautizado y obtuvo su tan ansiada libertad que años antes le habían privado.

La gran acogida de los españoles y sus deseos de venganza contra los ingleses por todo lo que le habían hecho pasar le llevaron a jurar derramar hasta la última gota de sangre en defensa de la Corona española. Por ello, Francisco Menéndez ayudó en la defensa de San Agustín frente a los ingleses, defensa en la que se destacó y forjó una reputación de líder que le permitió obtener el rango de capitán de las milicias negras del Ejército español en La Florida y comandante del Fuerte de Gracia Real de Santa Teresa de Mosé, más conocido como Fuerte Mosé, un asentamiento que daba cobijo a unos 100 esclavos huidos de las colonias británicas.

En junio de 1940, el Fuerte Mosé fue nuevamente atacado por los ingleses, quienes en esta ocasión sí lograron tomar la posición española a pesar de la oposición. Sin embargo, poco les duró la alegría, pues un mes después las tropas regulares españolas comandadas por el capitán Antonio Salgado y las milicias negras lideradas por Francisco Menéndez masacraron al enemigo en un ataque por sorpresa.

FRANCISCO MENÉNDEZ Y SU SEGUNDA ETAPA COMO ESCLAVO

Tras el ataque, el Fuerte Mosé fue totalmente destrozado. Tras ello, Francisco Menéndez y algunos de sus hombres se unieron a un barco corsario, navío que en el año 1741 fue capturado por el buque británico ‘Revenge’.

Los ingleses, al conocer la identidad de Francisco Menéndez, le dieron 200 latigazos en venganza por su victoria en Fuerte Mosé, llegando a echar sal para que sus heridas nunca se curasen y, no contentos con ello, volvieron a ponerle unos grilletes y enviaron a Francisco Menéndez a las Islas Bahamas como esclavo.

Contra pronóstico, Francisco Menéndez logro huir nuevamente y arreglárselas para regresar a San Agustín y ayudar en la reconstrucción del Fuerte Mosé en el año 1752, fuerte del que volvió a ser nuevamente el comandante.

Así fue hasta 1763, año en que Francisco Menéndez y sus milicianos negros se marcharon a Cuba tras la entrega de La Florida española a los británicos. Una vez en Cuba, Francisco Menéndez y sus hombres fundaron San Agustín de la Nueva Florida. Allí, Francisco Menéndez vivió durante un tiempo antes de mudarse a La Habana, ciudad en la que se le pierde definitivamente la pista al hombre que pasó de ser un esclavo negro a ganar su libertad derramando hasta la última gota de sangre contra los ingleses como capitán del Ejército español.

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