Tal día como hoy, el 10 de diciembre de 1898, se firmaba el Tratado de París, acuerdo mediante el cual no solo finalizaba la guerra hispano-estadounidense sino que España perdía también los últimos restos del Imperio que una vez fue.
Ante el desarrollo de la guerra que España mantenía contra Estados Unidos desde abril de 1898 a causa de la explosión del acorazado Maine y el temor de que el conflicto se trasladara al otro lado del Atlántico, el Gobierno de Práxedes Mateo Sagasta comenzó, a finales de julio de 1898, a negociar el fin de las hostilidades con la ayuda del embajador francés en Washington D.C, Jules Cambon.
Las negociaciones se llevaron a cabo en París, en el Ministerio de Asuntos Exteriores. En ellas, a España no le quedó más remedio que aceptar todas y cada una de las imposiciones estadounidenses.
El resultado de estos encuentros entre diplomáticos españoles y estadounidenses se tradujo en el Tratado de París, acuerdo por el cual se ponía fin a las hostilidades entre ambos países. Además, España perdía el dominio sobre Cuba, Puerto Rico y Filipinas, territorio este último que fue entregado a Estados Unidos a cambio de 20 millones de dólares.
El Tratado de París se firmó tal día como hoy de 1898 en la ciudad de París sin la presencia de los territorios invadidos por Estados Unidos, lo que provocó un gran descontento entre la población de estos territorios.
El Tratado de París tampoco fue visto con buenos ojos en los países firmantes. En Estados Unidos, el pacto fue ratificado por dos tercios del Senado. Por su parte, en España, las Cortes rechazaron el acuerdo. Sin embargo, la Reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena lo termina aceptando a pesar de estar inhabilitada por el artículo 55 de la Constitución Española de 1876.