Tal día como hoy, el 12 de enero de 1072, el Rey Sancho II de Castilla era coronado como Rey de León tras vencer en la batalla de Golpejera.
Primogénito del Rey Fernando I de León, Sancho II de Castilla heredó a la muerte de su padre una pequeña parte del Reino de su predecesor. Recibió Castilla con título de soberano junto a las tierras de Asturias de Santillana, Liébana, Monzón, Saldaña y Carrión de los Condes, además de los derechos sucesorios en Navarra y las parias de la Taifa de Zaragoza. Su hermano Alfonso se quedó con el Reino de León y las parias de la Taifa de Toledo. Por su parte, su hermano García heredó Galicia, el condado de Portugal y los tributos de las Taifas de Badajoz y Sevilla. Sus hermanas Urraca y Elvira recibieron las nobles villas de Zamora y Toro respectivamente.
La división del Reino de Fernando I de León nunca agradó a Sancho, quien, una vez fallecida su madre Doña Sancha, se enfrentó a sus hermanos para conquistar lo que consideraba que era suyo.
Primero atacó a su hermano García, el Rey de Galicia. Lo hizo tras acordar con Alfonso VI de León la repartición de las tierras del más pequeño de los hermanos. Sancho consiguió apresarlo y, más tarde, una vez le rindió vasallaje, lo desterró a la Taifa de Sevilla.
Después de derrotar a García, Sancho enfocó todos sus esfuerzos en vencer a su hermano Alfonso VI de León. Lo consiguió gracias a la intervención de hombres como su alférez real Don Rodrigo Díaz de Vivar, ‘el Cid Campeador’. Tras someter a las huestes de Alfonso VI ‘el Bravo’ en las batallas de Llantada y Golpejera, Sancho II de Castilla fue coronado como Rey de León el 12 de enero de 1072. De esta forma Sancho II de Castilla logró reunificar el Reino de su padre.
Las acciones de Sancho no solo le costaron la hostilidad de leoneses y gallegos, también la decidida oposición de su hermana Urraca, la cual se hizo fuerte en Zamora. Sancho, en su afán de doblegar a Urraca, ordenó el asedio a la villa de Zamora, asedio durante el cual falleció.
Según la Crónica najarense, Sancho II fue engañado por el caballero Vellido Dolfos, quien, después de simular ser un desertor, separó al Rey de su guardia con la excusa de mostrarle los puntos débiles de las murallas de Zamora y lo asesinó.
La muerte de Sancho II de Castilla sin descendencia permitió a Alfonso VI de León regresar de su exilio, recuperar su Corona sin oposición y gobernar sobre todos los territorios que una vez reinó su padre.