Tal día como hoy, el 2 de marzo de 1944, el general Francisco Franco creaba el Documento Nacional de Identidad (DNI).
El DNI nació mediante un decreto presidencial con la finalidad de identificar a los ciudadanos y mantener un control más eficaz sobre el censo. Sin embargo, Franco tuvo que esperar hasta el año 1951 para estrenar su propio carné de identidad ya que el decreto tardó en ponerse en marcha de forma masiva.
Los primeros obligados a formalizarlo fueron los presos y todas aquellas personas que permanecían en libertad vigilada. En segundo lugar, los hombres que, por su profesión o negocio, se mudaban frecuentemente de domicilio. En tercer lugar, los varones residentes en ciudades de más de 100.000 habitantes. Más tarde, los hombres en localidades de entre 25.000 y 100.000 habitantes. Después, las mujeres que viajaban por motivos de trabajo y así sucesivamente hasta completar con los años el conjunto de la sociedad.
Zaragoza fue la primera capital de provincia donde se expidió el DNI. El ensayo se extendió posteriormente a Valencia y, de allí, se extendió al resto de los municipios en España hasta completar 59 equipos fijos distribuidos en todas las regiones exceptuando Navarra.
Durante la etapa del régimen franquista, existieron dos modelos de DNI. El primero de ellos, datado de 1951, incluía los datos de filiación, profesión, empleo o cargo. Además, incorporaba el escudo nacional en vigor, con el águila de San Juan, y señalaba la categoría del sujeto en función de su economía. El segundo llegó en 1962 e incorporaba el estado civil e, incluso, el grupo sanguíneo.
El dictador recibió el número 1; a su esposa, Carmen Polo, se le asigno el 2; y a su hija, Carmen Franco, el número 3. A partir de ahí, los números comprendidos entre el 4 y el 9, ambos incluidos, nunca han sido utilizados.
Por su parte, los números correspondientes entre el 10 y el 99 han sido reservados para los miembros de la Familia Real, siendo otorgados los números 10 y 11 al Rey Juan Carlos I y a Doña Sofía respectivamente en el año 1961.
En cambio, el Rey Felipe VI recibió el número 15 en 1980 mientras que a sus hermanas, la Infanta Elena y la Infanta Cristina, le fueron asignados los números 12 y 14. El número 13 nunca se llegó a cubrir por superstición.