Tal día como hoy, el 30 de mayo de 1580, nacía en Nápoles el militar y político español Fadrique Álvarez de Toledo y Mendoza, uno de los más valientes y destacados capitanes generales de la Armada Española.

Hijo de Pedro de Toledo Osorio, V Marqués de Villafranca del Bierzo, y de Elvira de Mendoza, Fadrique Álvarez de Toledo heredó desde su nacimiento el cargo de Comendador del Valle de Ricote en la Orden de Santiago.

Fadrique Álvarez de Toledo comenzó su servicio militar en galeras bajo el mandato de su padre. Rápidamente ascendió en el ejército hasta que en el año 1617 alcanzó el cargo de Capitán General de la Armada del Mar Océano. Un hecho que le llevó a enfrentarse a holandeses, ingleses y berberiscos liderando hacia los españoles en batallas como la del Cabo San Vicente y la batalla del Canal de la Mancha

Más tarde, debido a la unión dinástica de España y Portugal, paso a ocupar el cargo de General del Reino de Portugal y Capitán General de la Armada de Brasil. En 1625, con una flota de 26 navíos y 3.500 soldados fue enviado a recuperar la ciudad de Salvador de Bahía, ciudad que había sido ocupada por fuerzas holandesas y que recuperó con una brillante operación por tierra y mar

El aumento de su poder y fama le granjeó fuertes enemigos como el conde-duque de Olivares, quien para alejarle de la Corte le quiso enviar a América a recuperar la plaza de Pernambuco y el resto de plazas brasileñas ocupadas en 1630 por una armada neerlandesa. Don Fadrique Álvarez de Toledo no aceptó la misión por su estado de salud y por la disposición y el estado de la flota. Una renuncia por la que fue apartado, humillado y condenado a una vida de penurias y descrédito. Aquello le hizo caer prácticamente en la miseria

Poco después su memoria fue rehabilitada. Las hazañas navales y militares de Fadrique Álvarez de Toledo fueron motivo bastante para que Felipe IV le concediera el título de marqués de Villanueva de Valdueza en 1634 pocos meses antes de fallecer en la villa de Madrid. La caída del conde-duque de Olivares en 1643 acrecentó su fama como uno de los más valientes y destacados capitanes generales de la Armada Española.