Tal día como hoy, el 8 de diciembre de 1585, en el marco de la Guerra de los Ochenta años, tenía lugar el ‘Milagro de Empel’, la batalla en la que los Tercios Españoles fueron guiados por la Inmaculada Concepción.
5.000 soldados del Tercio Viejo de Zamora que se habían desplazado hasta la isla de Bommel para defender los intereses de la monarquía hispánica y de la fe católica en Flandes llevaban días aislados por más de 100 naves enemigas pertenecientes a las Provincias Unidas de los Países Bajos.
La situación era desesperada, no sólo por la superioridad enemiga y la imposibilidad de recibir ayuda desde fuera, sino por la falta de alimentos y sobre todo, el frio y la humedad, factores que impedían a los soldados de los Tercios Españoles mantenerse secos.
El enemigo, sabedor de su situación ventajosa, ofreció a los agotados españoles una rendición honrosa. El ofrecimiento fue rechazado por el maestre de campo Francisco Arias de Bobadilla, quien afirmó que “preferían la muerte a la deshonra y que ya hablarían de capitulación después de muertos”.
Sorprendido por la respuesta, el ejército enemigo conformado por 30.000 soldados, a cuyo mando se distinguía el Conde de Holac, recurrió a un método muy utilizado en Flandes, abrir los diques de los ríos para ahogar la posición enemiga. El Tercio no tuvo más remedio que resguardarse en la pequeña colina de Empel.
Para defender la posición, los soldados comenzaron a cavar trincheras. Todos lo hacen hasta que uno de ellos encuentra en aquella gélida tierra una imagen de la Inmaculada Concepción. El hallazgo fue colocado sobre la bandera de los Tercios Españoles para levantar la moral de la tropa.
Aquella misma noche se desató un frío y viento inusual que heló las aguas del río Mosa, hecho que permitió a los soldados de los Tercios Españoles sorprender al enemigo. Las bajas españolas fueron mínimas, no se podía decir lo mismo de los rebeldes. La victoria había sido total, tanto que el almirante enemigo afirmó que “tal parece que Dios es español al obrar tan grande milagro”, hecho que pasó a la historia como el ‘Milagro de Empel‘.
Desde el ‘Milagro de Empel‘, la Inmaculada Concepción fue proclamada protectora de los Tercios Españoles y, siglos más tarde, patrona de la infantería española.