La historia oculta tras el himno que las Fuerzas Armadas españolas utilizan para honrar a los soldados caídos

Descubre el motivo por el cual se compuso la canción ‘La Muerte no es el final’

La muerte no es el final. Así reza el título del himno que las Fuerzas Armadas españolas utilizan para honrar a sus caídos desde la década de los ochenta. Un himno cuya letra oculta una historia de lo más emotiva.

CESÁREO GABARÁIN AZUMENDI, EL CREADOR DEL HIMNO QUE LAS FUERZAS ARMADAS ESPAÑOLAS UTILIZAN PARA HONRAR A LOS SOLDADOS CAÍDOS

La exministra de Defensa, Carme Chacón, durante un acto de homenaje a los caídos del Ejército español

El autor del himno La muerte no es el final es el padre Cesáreo Gabaráin Azumendi. Este sacerdote marista nace en el año 1936 en la localidad vasca de Hernani. Años más tarde, estudió en los seminarios de Zaragoza y San Sebastián para llevar a cabo su vocación, transmitir la palabra de Dios. Es en esta etapa de su vida donde recibe las primeras enseñanzas de lo que sería su gran pasión, la música.

El padre Cesáreo Gabaráin era consciente de la necesidad de modernizar la Iglesia durante las décadas de los sesenta y setenta para que los fieles continuasen asistiendo a los ritos religiosos. Para ello compuso desde el año 1966 centenares de canciones de carácter litúrgico-religioso para cantarlas durante de las ceremonias. Canciones entre las que se encontraba la que años más tarde se convertiría en el himno que las Fuerzas Armadas españolas utilizarían para honrar a sus caídos, La muerte no es el final.

LA HISTORIA DE ‘LA MUERTE NO ES EL FINAL’

El padre Cesáreo Gabaráin compuso esta canción para honrar a un joven organista de su parroquia, Juan Pedro, quien había fallecido repentinamente a los 17 años de edad. Con motivo de su muerte, este sacerdote le dedicó este himno que reza que la muerte, no es el final.

¿CÓMO SE CONVIRTIÓ ‘LA MUERTE NO ES EL FINAL’ EN EL HIMNO QUE LAS FUERZAS ARMADAS ESPAÑOLAS USAN PARA HONRAR A SUS CAÍDOS?

Esta letra fue cantada en parroquias de toda España y en el año 1981 un teniente general del Ejército, José María Sáenz de Tejada, la escucha en el transcurso de un funeral. La canción le llega al alma. Tanto que propone para el traslado de la tradicional corona de laurel hasta la cruz en los ceremoniales militares de homenaje a los caídos.

Desde ese momento, las Fuerzas Armadas españolas comenzaron a utilizar esta canción para honrar a sus soldados caídos. También lo harían otros cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado como la Policía Nacional o la Guardia Civil aunque con una versión diferente ideada por el compositor Tomás Asiain.

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