Inés Suárez, la gran conquistadora española
Desde que se unió en 1540 a la expedición de Pedro de Valdivia se convirtió en un soldado más
Muy poco se sabe de los primeros años de vida de Inés Suárez, la gran conquistadora española, una mujer que logró hacerse con un hueco en un mundo dominado por los hombres. Tan solo que nació en la localidad extremeña de Plasencia en el año 1507 y que estaba casada con un hombre llamado Juan de Málaga, con quien permaneció a su lado hasta que este partió al nuevo mundo con el deseo de conseguir riquezas en estas tierras.
Cansada de esperar a su regreso, Inés Suárez salió en su busca. Lo hizo en una época en la que no se les permitía a las mujeres partir solas a América, sin embargo, Inés Suárez logró una licencia real, después de que varios testigos avalaron su cristianismo, que le permitió partir al nuevo mundo en 1537.
Ese mismo año, Inés Suárez desembarcó en el Caribe y, siguiendo su cometido, llegó hasta las lejanas tierras de Perú, lugar en el que se enteró que su esposo había fallecido. Allí, Inés Suárez desempeñó labores como costurera con la ayuda de varias indígenas que se encontraban a su servicio. También se unió en 1540 a la expedición de conquista de Pedro de Valdivia, con quien mantenía una relación amorosa, a pesar de que este estaba casado, que le impulsó a seguirlo, hecho que le convirtió en un soldado más.
Durante la expedición, hazañas como las de encontrar agua en medio del desierto, lo cual permitió salvar a la tropa, o descubrir una conspiración contra Pedro de Valdivia le granjearon gran respeto, pero ninguna como su actuación en la defensa de la recién fundada ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, villa que fue atacada por un cacique indígena llamado Michimalonco en el año 1541 mientras el gobernador se encontraba fuera de la ciudad.
Durante el ataque, la labor de Inés Suárez había consistido en llevar agua y víveres a los combatientes, así como a atender a los heridos ya fuese curando sus heridas, ayudando a montar a caballo a los jinetes que no podían hacerlo por su cuenta o aliviando su desesperanza con palabras de ánimo.
La derrota parecía inevitable, pero, cuando todo estaba perdido, Inés Suárez vio la única esperanza de salvación en la muerte de siete caciques locales que los españoles habían capturado.
Inés Suárez propuso decapitarlos para, más tarde, arrojar sus cabezas a los atacantes con el fin de causar pánico entre ellos. Muchos, se opusieron al plan de Inés Suárez argumentando que mantener con vida a los líderes indígenas era su única baza para sobrevivir, aunque eso de poco sirvió, pues Inés Suárez se encaminó hasta la vivienda en la que se encontraban los siete caciques locales y dio la orden de ejecución a los dos soldados que los vigilaban: Francisco Rubio y Hernando de la Torre.
Crónicas de la época cuentan que, cuando Hernando de la Torre preguntó por la manera en la que debían dar muerte a los prisioneros, Inés Suárez tomó su espada y decapitó ella misma a los siete caciques locales que los españoles tomaron como rehenes para más tarde soltar: “De esta manera”. No contenta con ello, Inés Suárez recogió sus cabezas para más tarde lanzarlas ante el ejército atacante. Aquella acción permitió que la villa continuase en manos españolas. No obstante, el historiador Benjamín Vicuña Mackenna niega que Inés Suárez haya sido la responsable de esta sangrienta acción.
LA HISTORIA FINAL DE INÉS SUÁREZ
Después del ataque a Santiago del Nuevo Extremo, Inés Suárez llevó una vida apacible no exenta de polémica, pues su convivencia con Pedro de Valdivia continuó hasta que este conquistador español fue sometido a juicio en Lima, donde fue acusado, entre otros cargos, de mantener una relación extramatrimonial con ella y obligado a traer a su esposa a América. Tras ello, Pedro de Valdivia entregó en 1549 a Inés Suárez en matrimonio a uno de sus mejores capitanes, Rodrigo de Quiroga.
Fue entonces cuando Inés Suárez comenzó a llevar una vida tranquila y religiosa y, junto a su nuevo marido, contribuyó en la construcción de importantes edificios del actual Santiago de Chile como el templo de la Merced o la ermita de Monserrat, virgen a la que rindió culto hasta el fin de sus días. Inés Suárez falleció en el año 1580 a los 85 años de edad habiendo sobrevivido a todos los conquistadores con los que había partido hasta el punto más lejano del nuevo mundo. Ella fue la gran conquistadora española.