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El descubrimiento de América, la gran hazaña con la que Cristóbal Colón cambió el curso de la historia

El descubrimiento de América, la gran hazaña con la que Cristóbal Colón cambió el curso de la historia

Al navegante Cristóbal Colón no le resultó sencillo conseguir financiar la expedición con la que logró descubrir América

12 de octubre de 1492. Apenas son las dos de la mañana cuando, de repente, uno de los cañones es disparado desde el castillo de proa de La Pinta. Acto seguido, el vigía de la nave, Rodrigo de Triana, gritaba «tierra a la vista» tras más dos meses de travesía en altamar.

Era la primera vez que los tripulantes de aquella expedición veían un lugar en el que poder desembarcar desde hacía meses. El descubrimiento demostró que el líder de aquella expedición, un navegante llamado Cristóbal Colón, estaba en lo cierto. Al otro lado del Océano Atlántico realmente había tierra.

LA VERDADERA HISTORIA DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA

La caída de Constantinopla y del Imperio Romano de Oriente en el año 1453 a manos de los otomanos supuso un gran cambio en el mundo conocido. La conquista de la ciudad más deseada del mundo por parte del Sultán Mehmed II no solo supuso la entrada de los turcos en Europa, también el control de los otomanos sobre la ruta de la Seda y el comercio con las Indias, nombre con el que se denominaba al continente asiático en aquella época.

Esta situación obligó a las potencias del momento que comerciaban con los países asiáticos a buscar nuevas rutas. Es precisamente en este instante cuando irrumpe la figura de Cristóbal Colón, un navegante que afirmaba tener la solución: viajar al oeste a través del Océano Atlántico hasta llegar a las Indias.

Hoy en día diríamos que su idea la podría tener cualquiera, pero en el siglo XV era totalmente descabellada dado que Cristóbal Colón basaba su ruta en una suposición que la mayoría de las personas de la época no creían, que la tierra era esférica y no plana.

Tal vez esto fue uno de los motivos por los que su petición al rey Juan II de Portugal de financiar una expedición a través del Océano Atlántico fuese rechazada. Eso, y que los portugueses ya estaban centrando sus esfuerzos en crear una nueva ruta que les permitiese comerciar con la Indias sin tener que lidiar con los otomanos bordeando África.

A pesar de la negativa, Cristóbal Colón jamás se rindió y continuó buscando financiación para su expedición en otros reinos. Eso hizo que su propuesta llegase a la corte de los Reyes Católicos, pero no resultó nada sencillo para el navegante. Su proyecto tuvo que ser presentado en varias ocasiones, los expertos que valoraron su idea lo tacharon de loco y, por si fuera poco, los Reyes Católicos solo tenían su vista puesta en el Reino de Granada, el último Reino musulmán que quedaba en la Península Ibérica. Una toma que supondría el fin de la Reconquista.

Contra todo pronóstico, la Reina Isabel la Católica acaba apoyando la expedición de Cristóbal Colón. Lo hace una vez se apodera del Reino de Granada y el 17 de abril de 1492 se firman las Capitulaciones de Santa Fe. Documentos que concedieron a Cristóbal Colón el título de almirante de la expedición, el título de Virrey de la tierra que conquiste y el diez por ciento de las riquezas que pudiese traer a Castilla.

EL PRIMER VIAJE DE CRISTÓBAL COLÓN A AMÉRICA

Los preparativos del viaje tardaron meses en llevarse a cabo pero el 3 de agosto de 1492 la nao Santa María y las carabelas La Niña y La Pinta finalmente parten desde el Puerto de Palos (Huelva) rumbo a las Indias.

Una incidencia en el timón de La Pinta al principio de la expedición obligó a las tres naves a hacer escala en las Islas Canarias durante varios días. Momento que aprovecharon para reparar la nave dañada y coger provisiones. La estancia en estas islas duraría hasta el 6 de septiembre, día en que las tres naves volvían a surcar los mares. Una vez levantada el ancla no se detendrían hasta pasados unos meses.

Concretamente, no fue hasta el 12 de octubre  de ese mismo año que la expedición logró divisar nuevamente tierra firme. Rodrigo de Triana, el vigía de La Pinta, fue el primero en gritar «tierra a la vista» y divisar el nuevo mundo. Apenas eran las dos de la mañana y su grito unido al disparo de uno de los cañones de la embarcación informaba al resto de tripulantes del hallazgo.

Pasaron las horas y, con la salida del sol, los tripulantes de La Pinta, La Niña y La Santa María desembarcaron en la costa de la isla bahameña de Guanahaní. Allí se encontraron una civilización totalmente desconocida, los taínos. Un pueblo gentil cuyos habitantes eran personas pacíficas y de gran sencillez que representaban el mito del buen salvaje.

Las vestimentas de aquellas personas, la forma de ser de los miembros de aquella tribu, pura y sin atisbos de corrupción, unido a la belleza del paisaje en el que se encontraban llegó a hacer pensar a la tripulación de aquella expedición que realmente se encontraban en el paraíso. Un lugar que, aunque pueda sonarnos a cuento, en el siglo XV se pensaba que existía en algún lugar del mundo.

Pero no todo el viaje fue camino de rosas. La expedición prosiguió avanzando por la actual isla de Santo Domingo, Cuba, las Bahamas y Haití. Fue en esta última parte del viaje donde todo se empezó a torcer. No solo por la pérdida de la nao Santa María tras encallar en un banco de arena, sino también por algunos problemas que tuvo la expedición con algunos nativos a los cuales Cristóbal Colón denomina en su diario de a bordo «caníbales».

Pero ya saben el dicho de que «no hay mal que por bien no venga». La perdida de la nao Santa María en la actual isla de Haití en diciembre de 1492 hizo que los tripulantes de la expedición se pasasen los siguientes días intentando salvar todos los objetos posibles de la nave con ayuda de indígenas de la zona.

Aquellos habitantes llamaron la atención de los miembros de la tripulación pero no precisamente por la ayuda mostrada, sino por los tesoros y el oro que poseían. Tanto es así que Cristóbal Colón pronto pensó que la pérdida de la nao Santa María era una señal de la providencia y que debía fundar un establecimiento cerca de donde habían visto tanto oro. De esta forma se fundó La Navidad, el primer establecimiento español en el nuevo mundo.

EL VIAJE DE VUELTA DE CRISTÓBAL COLÓN TRAS DESCUBRIR AMÉRICA

Algunos miembros de la tripulación se establecieron en la isla pero el almirante de la expedición, Cristóbal Colón, ya tenía otros planes en mente: el viaje de regreso. De esta forma, en enero de 1493, La Pinta y La Niña partían nuevamente, pero, en esta ocasión, de regreso a la Península Ibérica.

El viaje de vuelta transcurría con normalidad pero, a poca distancia de las Azores, una violenta tormenta separó a las dos embarcaciones. La Pinta, comandada por Martín Alonso Pinzón, se alejó del rumbo establecido movida por la ambición de la mano derecha de Cristóbal Colón, ya que quería ser el primero en informar del descubrimiento. Y lo consiguió, Pinzón logró que La Pinta fuese la primera nave en desembarcar en la Península Ibérica. Primero en la localidad gallega de Baiona y, días más tarde, en el puerto de Palos.

La intención de Pinzón iba más allá, y es que quería ser el primero en contar todo lo que tuvo que superar la expedición a los Reyes Católicos mediante una audiencia. Por desgracia para él, la Corte Real le negó su petición y, a los pocos días, fallecía a causa de una enfermedad desconocida.

Por su parte, Cristóbal Colón consiguió superar la tempestad a bordo de La Niña a duras penas y refugiarse en las Islas Azores para, más tarde, hacer escala en el puerto de Lisboa el 4 de marzo de 1493 y desembarcar el 15 de marzo de 1493, tras siete meses y veintitrés días de travesía, en el lugar en el que había comenzado esta aventura, el puerto de Palos (Huelva). Cristóbal Colón había demostrado que tenía razón. Realmente al otro lado del Océano Atlántico había tierra. El éxito de su expedición le otorgó gran fama hasta nuestros días y un recibimiento con todos los honores.

Desde ese momento la vida del marino Cristóbal Colón estaría relacionada hasta nuestros días con el continente americano. Continente al que volvería en tres ocasiones más antes de morir el 20 de mayo de 1506 en la ciudad castellana de Valladolid. Cristóbal Colón murió pensando que había logrado encontrar una nueva ruta hasta las Indias, sin saber que realmente había descubierto un nuevo mundo, pero eso es otra historia.

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Rodrigo Paz

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